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Mi primera secuencia didáctica

  El  martes 9 de junio del año 2015, tuve la oportunidad de implementar por primera vez una secuencia didáctica, que planeé previamente, a un grupo de niños de preescolar. Este suceso tuvo lugar en el Jardín de Niños Enrique Laubscher, ubicado en el centro de la ciudad de Xalapa, Veracruz. Como parte del curso de Observación y análisis de la práctica escolar, asistimos tres días a nuestras jornadas de observación mis compañeras de equipo y yo. Observé al grupo 1°A conformado por 11 niños y 4 niñas, la niñera y la educadora. El lunes 8 de junio le comenté a la maestra que por parte del curso La tecnología aplicada a los centros escolares debía desarrollar unas actividades acerca de las frutas y verduras, me dijo que el único espacio que había libre en la agenda era el día martes 9, después del recreo.

 

 

   Ese día estaba muy nerviosa, llevé todos mis materiales ordenados y listos para ser usados (frutas, verduras, mi cuento, juego de loterías y hojas blancas). Ese día los niños estuvieron muy inquietos desde que llegaron. A las 10:45 salieron al recreo, después de comer su refrigerio, así que aproveche esos 15 minutos para sacar todo mi material de mi mochila y acomodarlo antes de que llegaran nuevamente al salón de clases.

 

   Empecé mi secuencia didáctica poniendo un disco, en el cual grabé varias canciones infantiles, y elegí la canción “frutas y verduras ¡aventuras!”. Les pedí a los niños que se levantaran y que bailarán conmigo y si lo hicieron, lo cual me motivo más para seguir con la actividad y me quitó un poco los nervios. Después de la canción les pedí que se sentaran en sus sillitas y les repartí 2 frutas y 2 verduras a cada equipo, les dije que las sintieran, que las olieran y compararan su textura y forma. Después les pregunté qué diferencias notaban entre una naranja partida a la mitad y una zanahoria partida a la mitad, me contestaron que la naranja tenía semillas y la zanahoria no.

 

Posteriormente les dije que les iba a leer un cuento y los niños se emocionaron. Se sentaron todos junto a mí y conforme les iba leyendo el cuento vi que si les estaba interesando, sin embargo les hacía preguntas acerca del cuento y parecía que no me entendían porque no me contestaban. Les pregunté: ¿Qué creen que va a pasar?, ¿Qué fue lo que dijo la manzana?, ¿Qué harían ustedes?, pero sólo 2 o 3 niños me contestaban. En el cuento mencionaba que las frutas son como las flores de algunas plantitas y las verduras son parte de esas plantas, por ejemplo las zanahorias son raíces, las lechugas hojas, el apio es el tallo. Los niños se sorprendieron al saber esta clasificación de frutas y verduras ya que decían: ¡Ohhh!, ¡Ahora entiendo!, ¡Genial!

 

  Al finalizar la lectura, les pedí a los niños que nuevamente se sentaran por equipos porque íbamos a jugar lotería. La lotería estaba diseñada conforme al cuento, es decir, en el cuento la manzana nos decía que protegía nuestro corazón y nuestro estómago, así que en la lotería yo les tenía que preguntar: ¿Quién es la fruta que protege nuestro corazón y estómago? y los niños tenían que poner una fichita en el lugar donde estaba el dibujo de la manzana. No sé si la actividad era muy compleja para ellos o si no tenían ganas de jugar (porque unas horas antes la maestra de juegos les había llevado una lotería de frutas) o si definitivamente no podían poner atención, pero los niños estaban gritando, se estaban peleando entre ellos y no me escuchaban.

  Canté la canción que dice: “abrir, cerrar, abrir, cerrar, las manos hacia atrás…” y funcionó por un momento, pero después los niños volvieron a dispersarse. Así que pase a cada equipo a decirles que el juego ya había terminado y que todos habíamos ganado. Posteriormente les pedí que dibujaran alguna fruta o verdura que quisieran para ayudar al protagonista del cuento (un gusanito) a llenar su canasta de frutas y verduras. Los niños me entregaron sus dibujos conforme fueron terminando y les puse una estrellita dorada (ya las llevaba preparadas para ponérselas).

 

  En general los niños pudieron aprender que las frutas y verduras nos ayudan a una parte específica de nuestro cuerpo, que en las frutas podemos ver semillas y que tanto éstas como las verduras provienen de distintas partes de algunas plantas. Me sentí un poco triste de que no haya sido como yo esperaba, pero supongo que eso pasa con todos los maestros primerizos. Ahora sé que debo de buscar estrategias y recursos que me permitan captar la atención de los niños, también debo investigar formas de hablar con ellos para que respeten a sus compañeros y sigan las reglas del salón. Debe haber alguna forma en donde uno como maestro ejerza su autoridad, pero sin ser controlador y sin causar temor en los niños. Así mismo, debe haber espacio en donde los niños reflexionen acerca de lo que leen, de lo que escuchan y de lo que hacen para que empiecen a razonar acerca de sus acciones.

  Sinceramente este primer acercamiento me hizo dudar por un instante acerca de si seré o no una buena maestra o si está carrera es la indicada para mí. Pero no me voy a rendir tan fácil, fue mi primer acercamiento con ellos y aún tengo mucho que aprender. Ahora sé que al momento de planear debo pensar en la hora en la que desarrollaré la secuencia didáctica, supongo que cuanto más temprano sea es mejor. También debo pensar en el estado de ánimo de los niños, tener un “plan b”, saber improvisar, modular mejor la voz y no tener miedo ni sentirme insegura frente a ellos, porque posiblemente ellos detectaron eso en mí.

 

  Seguiré estudiando y preparándome más, este sólo fue el primero de muchos pasos más que aún tengo que avanzar. Ahora conozco la realidad y con base en ella seguiré esforzándome y tendré que trabajar más para ser segura de mi misma y transmitirles esa seguridad, alegría y entusiasmo a los niños.

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